viernes, 19 de diciembre de 2008

Número 42: Vivir y dejar morir


(He dejado pasar demasiado tiempo desde que anuncié la serie de reseñas acerca de las novelas de James Bond escritas por Ian Fleming, a partir de hoy trato de compensar la espera [si es que hubo tal...] ;)

Como he indicado en el post anterior, no he podido leer la primera novela de Bond escrita por Ian Fleming (y me tomo la molestia de escribir el nombre completo del creador del personaje porque por una parte otros han tratado de continuar la serie, que yo sospecho ha decaído un poco en cuanto a calidad, y por otra podría darse una confusión con Joan Fleming, autora de novelas policíacas de cierta consideración); de tal manera, nuestra serie actual comienza con Vivir y dejar morir, la segunda novela de 007.

A manera de antecedente personal, recuerdo que hace unos años vi, cuando ya iba por la mitad aproximadamente, la versión fílmica de Live and Let Die. Era una de esas repeticiones por TV, creo que en el canal MGM. En la cinta Bond es interpretado por Roger Moore, y ahora que he leído la novela, me parece que la película no guarda mucha relación con aquella, sin embargo uno de sus aciertos es la canción homónima compuesta por Paul McCartney y Linda McCartney, e interpretada por su banda Wings.


En el primer capítulo de Vivir y dejar morir: El tapete rojo, nos encontramos con un Bond, a mi criterio, muy distinto del glamoroso playboy de los filmes. Una de sus primeras preocupaciones al bajar del avión de la BOAC (British Overseas Airways Corporation), la línea aérea mencionada en "Back in the USRR" de los Beatles, es tener que soportar el engorroso sistema de aduanas y migración de los EEUU, puesto que acaba de llegar al aeropuerto internacional de N. Y. C.; al contrario de sus malos presagios, un agente del FBI está esperándolo y le exime de todo aquel proceso (que en palabras de Fleming asemeja un "purgatorio"), se le da la bienvenida otorgándole un generoso viático de... 1,000 dólares (los cuales han sido confiscados a agentes enemigos y deben ser gastados para dañar las finanzas de la organización secreta comunista) y le informan acerca de su nueva misión (al menos le dan más datos que los proveídos por M, el lider supremo de MI-6, el servicio secreto de Su Majestad).


Bond reencuentra a Felix Leiter, un buen tipo, agente de la CIA (sé que se lee contradictorio, por algo es una obra de ficción), a quien conoció en Casino Royale, y deciden ir juntos a Harlem a investigar al misterioso y temible Mr. Big, un hombre peligroso debido a su portentosa organización que alcanza desde sus dominios en Nueva York (el mencionado Harlem), hasta St. Petersburg, Florida y el norte de Jamaica, en La Isla de la Sorpresa en Bahía Tiburón, ni más ni menos que la guarida del legendario e infame Sir Henry Morgan, terror del Caribe y como se lee un caballero de Su Majestad (viéndolo así, no muy diferente de Bond).

Los agentes del FBI y MI-6 han encontrado pruebas de tráfico de monedas antiguas, doblones españoles y de otras procedencias, que se piensa pudieron pertenecer al tesoro del corsario inglés, Morgan, por lo que suponen que el oro está ingresando a territorio yanqui desde Jamaica en un yate privado, el Secatur, propiedad de Mr. Big. Lo que no saben es cómo. Y así, comienza la labor investigativa de Bond, en la cual pasará una noche en Harlem, se verá sorprendido como un novato (que es, en efecto, como en los nuevos filmes "Casino Royale" y "Quantum of Solace"), logrará escapar de una manera inesperada e ingeniosa, y al huir posteriormente con la mística Solitaire, una de las favoritas de Big, tendrá todo el tiempo la espada de Damocles sobre su cabeza.

Ahora bien, lo demás lo encontrará quien decida leer la novela. Pero me gustaría hacer una análisis acerca de ciertos detalles encontrados en la lectura. El primero es Mr. Big.

Mr. Big, es un personaje extremadamente inteligente, más muerto que vivo pues padece una extraña enfermedad crónica del corazón. Físicamente es impresionante por su talla, pero no utiliza su fuerza corporal para intimidar ni a sus adversarios ni a sus adictos. La enfermedad que lo aqueja, según lo expone Fleming, le da a su piel una tonalidad gris. Big ha aprovechado esta apariencia cadavérica para pasar como el zombie del Barón Samedi, una divinidad del culto vudú, el dios de la muerte o de los muertos, de manera que sus subordinados desde el más cercano hasta el más remoto le temen intensamente. Para aumentar y confirmar este temor, en su oficina, Big tiene una imagen del Barón, la cual consiste en una cruz, conformada por dos palos atravesados, con una librea en cuyas mangas se introducen los brazos de la cruz y un sombrero de copa atravesado por el palo vertical. Big es un mulato, y aquí encontramos otro de los detalles de la obra, el cual ha causado controversia (entre otros).

Es interesante encontrarnos con las opiniones contrastantes de Ian Fleming acerca de los afroamericanos ya que, si bien en un momento M, al informar a Bond sobre Mr. Big, bromea diciendo que ya que hay afroamericanos destacando en todas las ciencias y artes, sin mencionar los deportes, no ha de extrañar que surja un genio del crimen también. Pero, por otra parte, M atribuye los múltiples talentos de Big a la parte caucásica de su ascendencia. Esto ha sido visto como una perspectiva racista del autor; en broma yo diré, ¿por qué no hemos de suponer que la maldad de Big ha de originarse en esta misma ascendencia caucásica?

Y nos encontramos con otros comentarios de tipo racista: "Hacía calor y el aire estaba pesado con el humo y el sudor, olor feral de los cuerpos de doscientos negros". A lo mejor alguien piense que exagero, pero "feral" en el DRAE reza así en su definición: "Cruel, sangriento". Sin mencionar que enfatiza que era el olor de los otros (no digamos el color). Pero, supongo que más allá de las fuertes críticas que haya recibido en este sentido es de entender que Ian Fleming no era, en definitiva, un partidario de la igualdad; cuando escribió esta novela era un hombre inglés de edad madura, quien seguramente compartía todos los prejuicios de la ficticia superioridad blanca/europea y el colonialismo británico; por tanto es mejor, a mi parecer, valorar sus elogios y reconocimientos que sus incorrecciones políticas. Pero vos diréis en este sentido.

Por cierto que otra crítica realmente dura que se le hace a Fleming es acerca del trato Bond hacia a las mujeres; nada del erotismo de los filmes se encuentra en las novelas (al menos en ésta). Ciertamente Bond tiene esa frialdad de la flema británica hasta para sus relaciones con las mujeres; es tan desabrido que ciertamente cuenta con su seguridad y buen aspecto para sus conquistas. Es evidentemente machista y no creo que concuerde en absoluto con los cánones del hombre que podría querer una mujer (pero realmente, ¿qué es lo que quiere una mujer? Yo no lo sé. Ja-ja).

Volviendo a Mr. Big, y ya para ir cerrando, el tal antagonista de Bond en esta novela, el mente maestra entrenado en la Unión Soviética y miembro de SMERSH (Muerte a los espías, para quien lo haya olvidado; esos que le marcaron la mano izquierda a Bond con la letra "Ш" ["sh"] de Shpyon [espía], como dicen, "para futura referencia". La marca es borrada entre Casino Royale y Vivir y dejar morir); este villano, quien encarna todo lo malo, guarda cierto parecido con François "Papa Doc" Duvalier, el dictador haitiano quien, según se dice, llegó a ser un importante "houngan" , sacerdote vudú, y se caracterizó como el Barón Samedi para inspirar terror.

Como ya nos hemos alargado (qué raro), finalizo con esto:

"-... No se les ocurra armar muchos problemas para nosotros. Este caso todavía no está maduro. Hasta que no esté, nuestra política con Mr. Big es la de 'vivir y dejar vivir'.

Bond miró intrigado al capitán Dexter.

-En mi trabajo - aclaró - , cuando me encuentro con un hombre como éste, yo tengo otro lema. Es 'vivir y dejar... morir'."




jueves, 4 de diciembre de 2008

Número 41: La nueva lista


Noviembre estuvo dedicado a las novelas gráficas (primera de una serie de series, digamos, acerca del tema) y no es ningún secreto que mi inspiración para escribir sobre el tema fue Watchmen, que no deja de impresionarme (y de la cual, estoy consciente que no pude abarcar su totalidad con mi reseña).

Ahora, voy a iniciar otra serie. Espero que no me tome todo diciembre el realizarla.
En el pasado mes estuve leyendo otro tipo de obra literaria, que creo que puede clasificar dentro del género policíaco. Hace unos meses, me encontré, en los puestos de usados de la USAC, algunas novelas de James Bond 007; ya tenía algunos ejemplares por aquí, y me pareció buena idea, comprar los libros que estaban disponibles para agregarlos a la colección, de esa cuenta la situación de las novelas de Bond escritas por Ian Fleming dentro de mi biblioteca está así:

1953 Casino Royale
1954 Live and Let Die
1955 Moonraker

1956 Diamonds Are Forever
1957 From Russia with Love

1958 Dr. No
1959 Goldfinger
1960 For Your Eyes Only - short stories

1961 Thunderball
1962 The Spy Who Loved Me
1963 On Her Majesty's Secret Service
1964 You Only Live Twice
1965 The Man with the Golden Gun
1966 Octopussy and The Living Daylights - short stories

En negrilla, los libros que no tengo, en violeta los que tengo y ya he leído, y en rojo los que tengo pero que aún están en lista de espera.

No haber leído Casino Royale me parece una desventaja. Para empezar, porque ahí es cuando aparece Bond por primera vez, y según se dice (o por lo que leí en la sinópsis), Bond comete muchos errores. Por otra parte, según entiendo, es en esta novela que Bond conoce a Felix Leiter. Pero, en fin, si no se tiene Casino Royale, pues hay que seguir con lo propio: Vivir y dejar morir.

Debo de reconocer que, cuando comencé a leer a Bond, pensé que me iba a encontrar con una creación literaria tipo "light", es decir sin mayores profundidades. Y no es que Ian Fleming agregué en sus novelas (al menos las que he leído) situaciones excesivamente conmovedoras ni juegos lógicos indescifrables, pero de algo estoy convencido y es que, Fleming, no escribía "churros". Sus personajes están bien cuidados, yo diría que son "humanos", no es difícil identificarse con ellos. Al grado que uno se pone del lado de Bond, a quien Fleming describe como un hombre cruel y en ocasiones despiadado.

Por otra parte, como le mencionaba a un amigo, aún cuando todos los planes que frustra Bond (insisto, al menos en las novelas que he leído) tienen un trasfondo soviético (especialmente del SMERSH: Muerte a los espías, en ruso; los archienemigos de Bond), o alguna relación con la ex-Unión Soviética, los ejecutores de los planes son genios del mal tan repugnantes que es difícil no aborrecerlos y desear el fin de su existencia (de lo que se encarga 007, con licencia para matar).

Más allá de las exageraciones de los filmes, toda esa parafernalia de accesorios de alta tecnología casi no están presentes en las novelas. Bond se bate contra las fuerzas del mal (en esta ambigua moral del espionaje), utilizando su ingenio, sus habilidades físicas y su perseverancia y su valor. Insisto, es difícil no identificarse con un sujeto que por portentoso que sea, al final, o incluso en el transcurso de una misión termina, fracturado, ampollado, traumatizado de múltiples maneras (hasta moralmente, y en esto no hay ambigüedad) o abandonado por la mujer a quien ama.

Un Bond muy humano (demasiado humano, diría alguien por ahí), no como ese autómata de las películas siempre sonriente, a prueba de balas y que ni siquiera se despeina. Un Bond con miedo, iracundo, ingenuo, impulsivo, falible... y simpático, pero con su flema británica, claro está.

Algo que me pareció interesante, sólo hay tres doble ceros (al menos hasta donde voy, y tomando en cuenta que salteé tres novelas): 007, 008 y 0011, en respectivo orden de importancia, donde falla el primero, le sucede el segundo y así. El arma de predilección, hasta Dr. No, era una beretta .25 y su automóvil un Bentley (el famoso Aston Martin aparece hasta Goldfinger, pero es un Aston Martin DB Mark III, al contrario del Aston Martin DB5 empleado en la película). Sí bebe el Vodka Martini, aún cuando no he leído que lo pida "agitado no batido", pero lo alterna con soda con whisky, y fuma cuanto puede, en especial chesterfields.

Lo que no cambia es que, su "...nombre es Bond, James Bond". (Aún cuando a veces se presenta como "Bryce, James Bryce".)




domingo, 30 de noviembre de 2008

Número 40: Watchmen


Y así, casi un mes después de haber terminado de leer esta novela gráfica, me aviento una de las más difíciles reseñas que haya emprendido.

Tratar acerca de esta obra maestra no es fácil (aún cuando sí motivo de gran entusiasmo).

Para empezar, es necesario señalar que fue escrita por Alan Moore y dibujada por Dave Gibbons. La historia es impresionante, y lleva un ritmo lento, yo diría que moroso: poco a poco las piezas van encontrando su posición en el tablero, cuando todas están dispuestas, una mente maestra realiza su jugada y... jaque mate. El dibujo sobrio, me parece el indicado; nada de imágenes impactantes, sólo el estilo necesario para darle el realismo requerido.

Al principio me fue difícil adecuarme al ritmo de la narración, pero al entrar en conocimiento, gradualmente, con cada uno de los personajes principales, ya no pude sino seguir leyendo y quedar boquiabierto sucesivamente.

Algo que pienso tratar en las próximas entradas de este blog es acerca de los caracteres que protagonizan o coprotagonizan una historia y lo importante que es su planteamiento como individuos. En el caso de Watchmen, me parece que cada uno de sus personajes es el resultado de un exitoso trabajo de caracterización y esto último, en efecto, es uno de sus principales logros.

Primero aparece Rorschach, quien investiga el asesinato de el Comediante. Luego vamos conociendo, pero de manera somera, a los otros, el Búho Nocturno, el Dr. Manhattan, etc. No sé si cada persona que haya leído Watchmen tiene algún personaje favorito; en mi caso, prefiero a Rorschach, y aún más, pienso que este carácter representa de manera precisa a toda la novela gráfica. La razón de mi predilección por Rorschach la relaciono con el hecho de que, para empezar, es un detective y, algo importante, es un inadaptado de primera. Me gusta el hecho de que, en determinado momento, Rorschach es la identidad real y el otro, un simple disfraz.

Son varios los tópicos tratados en Watchmen (Vigilantes sería una buena traducción para el término), pero creo que uno muy importante es el de la Libertad; libertad de elegir por uno mismo, por los demás, por todos... Otro tema importante que se plantea es el de la Moral; para Rorschach esta última no es relativa, nunca es ambigua. Como las manchas negras sobre fondo blanco de su (más-)cara, el bien y el mal son absolutos. Lo bueno, lo correcto, nunca se mezcla con lo malo, lo vil. El blanco es blanco, el negro es negro y, moralmente, no existe el gris, porque ello implicaría que podrían confundirse. La anulación final del otro (de la "identidad secreta") de Rorschach, demuestra lo anteriormente expuesto; si bien, en un momento dado, las dos identidades fueron paralelas, finalmente una de ellas predominó y eliminó a la otra, porque esa dualidad tenía que llegar a una conclusión... algo tiene que ceder, uno de los bandos tiene que ganar, y para Rorschach está claro cuál es: el de la justicia, como él la entiende. El tema de la Deshumanización no podría faltar (o a lo mejor sí, pero en este caso está presente), en la figura del Dr. Manhattan, quien pierde su condición de ser humano (moralmente... y físicamente también, de hecho), y ya no comprende a los insignificantes seres que lo rodean, si no es como manifestaciones de materia y energía. Y finalmente, el tema del Control Social, que queda sintetizado en la frase «¿quién vigila a los vigilantes?».

No podría (ni es mi intención) sintetizar aquí y ahora todo lo que abarca Watchmen. Me interesa únicamente llamar la atención sobre algunos de los puntos que me parecieron importantes (y digo algunos porque no los menciono todos...). Ahora que se avecina el filme de Watchmen seguramente iré al cine a verlo, pero como ya lo he establecido antes, sin mayores expectativas. Definitivamente, para conocer a los Watchmen, es necesario "vigilar a los vigilantes" de cerca... leyendo el cómic.




martes, 18 de noviembre de 2008

Número 39: La Liga de Caballeros Extraordinarios


En 2003, unos amigos y yo cometimos la imprudencia de ir a ver un filme titulado League of Extraordinary Gentlemen, protagonizada por Sean Connery. Creo que esto último, sumado al hecho de que la película estaba basada en una famosa novela gráfica (la cual yo no había leído) fue lo que me convenció para entrar a la proyección de esta infeliz (usemos este término) producción hollywoodense.

Según recuerdo, los tres salimos sintiendo cierta desazón. Mi amigo Mynor, quien había leído 20,000 leguas de viaje submarino, se sintió indignado con la forma como caracterizaron a Nemo y a su Nautilus. Por mi parte, a mí me pareció absurdo que mostraran a un Mr. Hyde que parecía un gorila supercrecido. Pero, lo que más me molestó fue que Allan Quatermain, interpretado por Sean Connery, saltara de un automóvil en movimiento y al tocar suelo se quedara estático, sin sufrir ningún efecto por parte de la inercia (para quien no conozca esta fuerza, le recomiendo que suba a una de las unidades del transporte urbano guatemalteco, conocidas comúnmente como "burras" o simplemente camionetas, y durante uno de los tantos frenazos o movimientos en zig zag realizados por el buen chofer, a quien conoceremos a partir de ahora como "Trucutú", no se aferre a nada, pasamanos, asiento, etc., y entonces comprenderá; pero, principalmente, quienes se han lanzado de un vehículo en movimiento, recordarán que hay que hacerlo en la dirección que lleva el vehículo, hacerlo a la inversa acarrea un fuerte jalón de la inercia y una consecuente caída; esto último me tocó aprenderlo por las malas).

Ahora bien, como decía antes de mi divagación consuetudinaria, encontramos ciertas inexactitudes en cuanto a la caracterización de personajes. Por ejemplo, no entendí porqué Mina Harker era una vampiresa si al final de Drácula de Bram Stoker ella es redimida. Y aún cuando no había leído El Retrato de Dorian Grey, presentía que había algo equivocado con la forma como mostraban a este personaje. Así podría seguir enumerando, pero no es el caso. En resumen, me pareció que la caracterización de los personajes estaba mal realizada, la trama resultó débil, y aún cuando sí reconozco que me sorprendió por un momento, al final salí arrepentido de haber pagado la entrada, reiterando lo expuesto en el primer párrafo.

Hace unos meses descargué y leí los primeros dos volúmenes de La Liga de Caballeros Extraordinarios y me gustó. No quedé completamente satisfecho, pero la novela gráfica sí que es muchísimo mejor que esa película tan mediocre. En la lectura me encontré con un Allan Quatermain adicto al opio, y en total decadencia. Con una Mina Harker, quien no es una vampiresa pero sí muy valiente y decidida, convirtiéndose en el eje de la Liga. Comprendí la razón de que Hyde pareciera un gorila supercrecido, mas no la voy a exponer aquí porque sería dañarle la lectura a alguien que estuviera interesado. En fin, Alan Moore, con su estilo acostumbrado no dejó cabos sueltos y escribió una historia sólida, ilustrada de una manera excelente por Kevin O´Neill. Si bien no terminé la lectura completamente convencido, sí fue entretenida e instructiva.

Acerca del nefasto filme, hay algo que debo agradecerle; me motivó a leer varias novelas sobre los personajes que figuraban en él:

Y otras ya las había leído, pero alargan la lista de obras citadas en La Liga de Caballeros Extraordinarios:

Faltan algunas otras, y cuando sea posible me gustaría hacer una serie de reseñas sobre todas aquellas que figuran tanto en la adaptación fílmica como en la novela gráfica, siendo la lectura de esta última altamente recomendable.




Imagen: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/d/d7/League.jpg

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Número 38: Batman: The Long Halloween


Ya sé que en el número anterior, para finalizar, lancé la pregunta, "¿será que realmente interesa el nudo?", refiriéndome a todas las historias sobre Batman que se encuentren entre Batman: Year One y Batman: The Dark Knight Returns. Y para contradecirme, cosa muy usual en mí, hoy vamos a tratar, como estaba anunciado, acerca de "The Long Halloween", una historia que se ubica temporalmente en el segundo año de la carrera del Hombre Murciélago.

De esta manera, algunas cosas han cambiado; algunas siguiendo el curso de los esbozos propuestos por Frank Miller y David Mazzucchelli, otras combinándose con el enfoque posterior a Year One. En este sentido, tenemos un Batman con mayor experiencia, pero todavía demasiado joven; un Capitán James Gordon, recientemente ascendido; un Harvey Dent, fiscal distrito, ofreciendo toda su colaboración, y conformando con los dos anteriores una curiosa alianza contra el crimen; y a una Selina Kyle, quien no corresponde a la caracterización mostrada en Year One, pero muy intrigante cuanto su origen es un misterio, sin mencionar el de su alter ego, Catwoman.

La situación que se nos ofrece es la siguiente. La mencionada alianza contra el crimen tiene un objetivo en mente: destruir a la mafia que impera en Gotham. Y van por buen camino, si no es porque se les atraviesa en el camino un misterioso asesino, a quien la prensa (y el público en general) han denominado Holiday, sujeto que desde su aparición el 31 de octubre de... se ha dedicado a asesinar a una persona en los días de fiesta (he ahí el motivo de su nombre).

Esta serie está cargada de originalidad. Su ritmo narrativo es tan emocionante que es difícil desprenderse de la lectura. Y, algo muy importante, es aquí donde se realiza, de manera oficial, la transición de poder criminal de la mencionada mafia gótica a los freaks, los criminalmente enfermos, pacientes crónicos del Asilo Arkham.

El transcurso de la historia tiene un año de duración. A través del cual, vemos la madurez gradual del protagonista, los conflictos íntimos de cada uno de los personajes principales, conocemos un poco más a los freaks que participan en la serie, y al final, inevitablemente nos quedamos con la duda de, ¿quién es realmente Holiday?, lo cual, en mi opinión es uno de los mayores aciertos de esta novela gráfica.

Haciendo eco de las opiniones expresadas por Alan Moore con respecto a la realización de versiones fílmicas de algunas de sus obras (V for Vendetta, y la aún por estrenarse Watchmen), me parece que sería difícil lograr el mismo efecto con un filme titulado Batman: The Long Halloween. Y quizás paradojicamente con lo dicho, en The Long Halloween se pueden encontrar gran cantidad de citas y homenajes a la trilogía de El Padrino y a los film noir. Será que es más fácil hacer una versión comic de un filme que al revés (pero recordando ciertas adaptaciones al comic de algunas películas ya no estoy tan seguro...).

Me parece que en la relación entre filmes y novelas gráficas hay que tener presente la misma máxima que con los libros y los filmes en general. Las películas basadas en novelas gráficas solamente son reinterpretaciones, no pueden ser completamente fieles por diversos factores: caracterización, duración, visión personal del director, del guionista, etc. Quizás tomando esto en cuenta sea posible ver un filme de superhéroes sin enojarse excesivamente e incluso disfrutarlo.

Entonces, a leer los cómics y a ver sus respectivos filmes, sin esperar demasiada exactitud expuesta en la pantalla plateada.




sábado, 8 de noviembre de 2008

Número 37: The Dark Knight Returns


Si Batman: Year One, es la reinterpretación última del Hombre Murciélago, y a la vez el inicio de la misma, Batman: The Dark Knight Returns es el cierre de ésta: el Gran Finale. Todo lo que sucede en medio es relleno, en ocasiones uno muy interesante, en otras preferiría leer y olvidar (como por ejemplo, la saga Knightfall, con sus respectivas continuaciones, Knightquest y KnightsEnd).

Nos encontramos al principio del comic con un Batman retirado quien, como Bruce Wayne, se entretiene practicando "deportes extremos", como carreras de alta velocidad. Pero todo lo que hace Bruce para contener a su demonio interno (daemon, dirían los griegos clásicos) no es suficiente, el Murciélago quiere salir, y así atestiguamos el regreso del Caballero Oscuro. Una figura más oscura, con métodos más refinados pero brutales, cuyo vehículo asemeja a un tanque y a quien se unirá una jovencita con todo el idealismo y rebeldía de la juventud, y con la actitud adecuada para recordarle al vigilante cuál es el límite que aún lo separa de sus némesis.

En el post anterior mencionaba la diferencia entre Batman y el otro personaje más importante de DC Comics: Superman. En esta historia, el azuloso hasta me cayó mal. Cuando fui a ver Batman: The Dark Knight (la segunda película de la franquicia dirigida por Chris Nolan) pensé, y lo sostengo, que era el mejor filme de superhéroes hasta el momento. La principal razón: el realismo conseguido. Y reflexioné acerca del hecho que, por poner un ejemplo, no podrían hacer lo mismo con un largometraje de Superman, para empezar por el protagonista del filme, un personaje completamente inverosímil. Por supuesto que Batman es inverosímil, un personaje ficticio, pero la visión de Nolan logró meterlo en nuestra realidad. ¿Cómo lo hizo? Pues, para empezar, tiene la perspectiva adecuada para entender que el personaje en cuestión no es otro más del montón de metahumanos de los cómics, tiene algo único (insisto, su carácter humano; aún cuando sé que hay otros personajes sin superpoderes, la humanidad de Batman se manifiesta no sólo en su carencia de extraordinarias habilidades sobrehumanas sino en su personalidad, en lo más íntimo de su ser). Pero, aparte, Nolan hizo bien en seguir los bosquejos trazados por Frank Miller; ya lo he dicho, si alguien sabe de Batman es Miller.

Al leer The Dark Knight Returns, nos topamos con una obra maestra de los cómics, y como dijo alguien por ahí, es una novela gráfica que debe ser leída no solamente por fans de los cómics sino por quienes aprecien la literatura en general.

Siendo atrevido, osaré decir que a lo mejor la historia de Batman se podría leer en dos novelas gráficas: Year One y The Dark Knight Returns. Ya lo indiqué al principio, son el inicio y el desenlace, y en este caso, contando con tales notas salientes ¿será que realmente interesa el nudo?





miércoles, 5 de noviembre de 2008

Número 36: Batman: Año Uno


Esta es una de las novelas gráficas más aclamadas, en general, y ocupa el lugar número uno en la lista de las 25 mejores novelas gráficas de Batman, realizada por ign.com.

Tuve la oportunidad de leerla en papel (porque ahora es más común leer estos cómics en formato cbr) en el año 2002, en una traducción de la Editorial Vid, mexicana. No tenía ni la menor idea de lo que iba a encontrar. A mi criterio, y según veo muchos lo compartimos, Batman: Year One no es sólo una interpretación más del Hombre Murciélago sino "La interpretación última". Quiero decir que, si bien Bob Kane como escritor y Bill Finger como dibujante y co-creador (no hay que subestimar sus aportes, el carácter del personaje le debe más a Finger de lo que Kane quiso alguna vez admitir) fueron quienes lo pusieron en marcha, fue Frank Miller (en las letras) junto a David Mazzucchelli (en los trazos, no hay que cometer el mismo error que Kane con Finger, y miren que lo llamo "error"...) quienes terminaron de forjar al personaje. Cualquier interpretación posterior la tomaría como "no canónica".

En el transcurso de la época dorada de los cómics estadounidenses a la así denominada época plateada, algunos otros nombres fueron responsables de un desarrollo más serio del personaje, por ejemplo el ahora editor Dennis O´Neil, quien, por citar un ejemplo, fue el creador del personaje Ra's al Ghul. Batman surgió como un personaje más o menos oscuro, en el año 1939 en el Detective Comics No. 27 publicado por la editorial National Comics, para poco a poco tornarse en lo que los gringos denominan "camp" (cursi, de mal gusto), culminando con la serie televisiva de los '60, estelarizada por Adam West, que si lo he entendido bien, era así de tonta porque lo que pretendían era, hasta cierto punto, parodiar al personaje. Es decir, no era una interpretación fiel, sino una variante libre.

Retomar la seriedad del Murciélago fue el trabajo, como dije, de Denny O´Neil, entre otros, pero fue hasta la reinterpretación final de Miller que Batman se convirtió en lo que estaba destinado a ser.

Para empezar, entendamos que Batman, aún cuando están del mismo lado, es el opuesto de Superman (el boy scout azuloso, para quienes me entiendan). Batman corresponde a su contexto, él no habita en una ciudad como Metrópolis, la cual tiene un barrio del crimen conocido como "Suicide Slum", al contrario, toda Gotham City es un "Suicide Slum". Y el detective quiróptero lo que hace es luchar contra lo inevitable, el punto climático de esta lucha lo encontramos en The Dark Knight Returns, también de Miller, pero esa es otra historia.

Concentrándonos en lo que nos ocupa, Miller define a Batman como un personaje oscuro, atormentado, quien llega a reconocer en su contexto que el fin justifica los medios, que tiene que identificar rápidamente quienes son sus posibles aliados en su lucha contra el crimen (dos personajes importantes son el teniente James Gordon y el joven fiscal Harvey Dent, sin olvidar nunca al leal Alfred Pennyworth, quien es un mayordomo con entrenamiento en medicina de combate), y que descubre que para vencer en su lucha contra el crimen tiene que emplear el miedo de su parte, para asustar a los criminales, cobardes y supersticiosos consuetudinarios.

Batman: Año Uno es el adiós a Bruce Wayne. Como sucede con otros caracteres de cómics, el Batman determina que su máscara es su verdadero rostro y la cara de Bruce Wayne un antifaz. Por otra parte, es el hola al teniente de policía James Gordon, ya no más el anciano que se sienta a esperar que el vigilante lo haga todo, en absoluto, vamos a ver Gordon ganar sus propias peleas, a puño limpio si es necesario. Veremos la caída de la Mafia de Gotham, solamente para presenciar el nacimiento de los "freaks", es decir ese montón de psicóticos que aparecen paralelamente al enmascarado.

Los trazos de Mazzucchelli nos recuerdan a la era dorada, con cierto aire de actualidad (de 1986, al menos), y la trama de Miller palpita morosamente. Pone a Batman al borde del precipicio y luego lo saca, con nosotros al borde del asiento.

En la batalla entre Superman y Batman, gana este último por tener algo que no se cuenta entre la innumerable gama de superpoderes del primero: simple y llana humanidad.



martes, 4 de noviembre de 2008

Número 35: De nuevo al trabajo

Pero, en este caso, un trabajo que nos llena de satisfacción. Tenemos unos cuantos suscriptores (casi siempre, más que en Las Aventuras de Petoulqui, blog clasificado por aquí como LAP), muy, pero muy, pocos comentaristas, y supongo que ciertos lectores. En todo caso, no estamos aquí por los comentarios (buenos o malos), de ser así este blog ya no existiría, lo que nos interesa es que, al menos, alguien lo lea, y en este sentido me parece que se cumple el objetivo.

A veces descuido este espacio por concentrarme en LAP, y a veces es LAP el descuidado por enfocarme en Mis Libros Favoritos...; el que está completamente abandonado y hasta he pensado en cerrarlo es El Cazurro de Petoulqui. Sólo tiene un suscriptor (yo) y ni siquiera un servidor le presta atención. El Cazurro ha resultado un fracaso total, pero uno para el cual estaba preparado, meterse a administrar tres blogs es cosa seria, quién lo diría, y se ha demostrado dónde están realmente mis intereses. Sí, en blogs literarios poco leídos, pero bien leídos (espero...ja-ja).

Bien, la próxima serie ha de ser acerca de novelas gráficas. No voy a escoger diez porque ya he visto que cuando se trata de listas largas es como ponerse una trampa mortal, y no niego que he salido de mi top ten de novela y de libros y filmes, pero uno nunca sabe si aparece pronto otro tema que llame mi atención, así que cinco suena como un buen número.

Novelas gráficas, entonces:

1. Batman: Año Uno
2. The Dark Knight Returns
3. Batman: The Long Halloween
4. La Liga de Caballeros Extraordinarios
5. Watchmen

Creo que he dejado lo mejor para el final. Y no es que subestime las obras de Frank Miller (las primeras dos), las cuales ya son clásicos, ni mucho menos la interesante obra de Jeph Loeb (la tercera). De hecho, ni siquiera estimo bastante La Liga de Caballeros Extraordinarios de Alan Moore, pero me parece genial y (usemos el siguiente término ampliamente) fantástica su serie Watchmen. Y por esto la dejo para el final.

Como siempre, no intento hacer reseñas sintéticas (revelar secretos de la trama y esas cosas no van conmigo); si logro interesar a alguien en la obra, bien. En todo caso, es más un ejercicio para expresar los sentimientos e ideas que han producido en mí, las sucesivas lecturas de estas geniales creaciones.

martes, 14 de octubre de 2008

Número 34: La lista de 100 libros de 13Gráfico

Ahora presento la lista sugerida por el doctor José Luis Galbe en la edición de septiembre de 1971 del órgano cultural de los trabajadores de la Editorial José Pineda Ibarra: 13Gráfico. El doctor nos explica que una lista de este tipo no puede ser tomada como definitiva, pero que los libros seleccionados por él proveen de una visión general de la historia de la humanidad.

Al principio nos otorga una mini-lista de 10 libros fundamentales:

1) La Biblia
2) La Ilíada, de Homero
3) La Eneida, de Virgilio
4) Las Mil y Una Noches, Anónimo
5) La Divina Comedia, de Dante
6) El Quijote, de Cervantes
7) El Hamlet, de Shakespeare
8) El Fausto, de Goethe
9) El Contrato Social, de Rousseau
10) La Montaña Mágica, de Thomas Mann

En rojo los libros que ya he leído. Es decir, uno solo.

Y ahora, la lista de 100 obras literarias:

1) La Biblia
2) La Ilíada, de Homero
3) La Odisea, de Homero
4) La República, de Platón
5) Prometeo, de Esquilo
6) Edipo Rey, de Sófocles
7) Medea, de Eurípides
8) La Eneida, de Virgilio
9) Máximas, de Epicteto
10) Vidas Paralelas, de Plutarco
11) El Asno de Oro, de Apuleyo
12) Pensamientos de Marco Aurelio
13) Política, de Aristóteles
14) Confesiones, de San Agustín
15) Pastorales, de Longo
16) Las Mil y Una Noches, Anónimo
17) Poema de Mio Cid, Anónimo
18) La Divina Comedia, de Dante
19) El Conde Lucanor, de Don Juan Manuel
20) El Decamerón, de Bocaccio
21) Cuentos de Canterbury, de Chaucer
22) La Celestina, de Rojas
23) El Romancero Español
24) La Utopía, de Santo Tomás Moro
25) El Príncipe, de Maquiavelo
26) Gargantúa y Pantagruel, de Rabelais
27) Lusíadas, de Camoens
28) Jerusalem Libertada, de Torcuato Tasso
29) Romeo y Julieta, de Shakespeare
30) El Mercader de Venecia, de Shakespeare
31) Hamlet, de Shakespeare
32) Otelo, de Shakespeare
33) Don Quijote, de Cervantes
34) Novelas Ejemplares, de Cervantes
35) Fuenteovejuna, Lope de Vega
36) Peribáñez, de Lope de Vega
37) La Estrella de Sevilla, de Lope de Vega
38) El Buscón, de Quevedo
39) El Burlador de Sevilla, de Tirso de Molina
40) El Cid, de Corneille
41) Discurso del Método, de Descartes
42) Oráculo Manual, de Gracián
43) El Criticón, de Gracián
44) El Alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca
45) La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca
46) Pensamientos, de Pascal
47) El Paraíso Perdido, de Milton
48) El Avaro, de Moliére
49) Tartufo, de Moliére
50) Fedra, de Racine
51) Robinson Crusoe, de De Foe
52) Viajes de Gulliver, de Swift
53) El Espíritu de las Leyes, de Montesquieu
54) Cándido, de Voltaire
55) Diccionario Filosófico, de Voltaire
56) El Contrato Social, de Rousseau
57) Crítica de la Razón Pura, de Kant
58) Guillermo Tell, de Schiller
59) El Sí de las Niñas, de Moratín
60) El Arte de Bien Vivir, de Schopenhauer
61) Fausto, de Goethe
62) La Comedia Humana, de Balzac
63) Los Tres Mosqueteros, de Dumas
64) El Crimen de la Calle Morgue, de Poe
65) La Dama de las Camelias, de Dumas (hijo)
66) La Cabaña del Tío Tom, de Beecher Stowe
67) El Origen de las Especies, de Darwin
68) Don Juan Tenorio, de Zorrilla
69) Los Miserables, de Victor Hugo
70) La Guerra y la Paz, de Tolstoi
71) El Capital, de Marx
72) Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino
73) Tartarín de Tarascón, de Daudet
74) El Sombrero de Tres Picos, de Alarcón
75) Doña Perfecta, de Pérez Galdós
76) Episodios Nacionales, de Pérez Galdós
77) La Taberna, de Zola
78) Espectros, de Ibsen
79) La Ilustre Casa de los Ramírez, de Eca de Queiros
80) El Abanico de Lady Windermere, de Oscar Wilde
81) La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde
82) Obras completas, de José Martí
83) Crimen y Castigo, de Dostoievsky
84) ¿Quo Vadis?, de Sienkiewicz
85) Hombre y Superhombre, de Bernard Shaw
86) La Madre, de Máximo Gorki
87) El Infierno, de Henri Barbusse
88) Juan Cristóbal, de Romain Rolland
89) La Muerte, de Mauricio Maeterlinck
90) Sachcka Yegulev, de Andreiev
91) Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, de Blasco Ibáñez
92) La Isla de los Pingüinos, de Anatole France
93) Breve Historia del Mundo, de H.G. Wells
94) Babitt, de Sinclair Lewis
95) Sin Novedad en el Frente, de Erich M. Remarque
96) Historia de Cristo, de Giovanni Papini
97) La Montaña Mágica, de Thomas Mann
98) Tirano Banderas, de Valle Inclán
99) La Conquista de la Felicidad, de Bertrand Russell
100) Hacia una mañana mejor, de Adrien Bourcart

Me he decidido a leer cada uno de los libros que me faltan, aún cuando hay algunos que no me llaman la atención. Como me gusta esto de las listas me he puesto de acuerdo con mi club de lectura unipersonal (o sea yo) y trataré de leer la mayor cantidad posible de libros de ésta durante los meses de noviembre y diciembre.

¿Comentarios sobre este listado de libros fundamentales?

domingo, 12 de octubre de 2008

Número 33: ¡Ya van 66!

Me parece que esta es la mejor manera de iniciar este post. Anunciando que ya he logrado reunir 66 de los 100 libros que conforman la primera edición de la Biblioteca Básica Salvat. Así que aún me faltan 34, pero no digo que sólo me faltan 34 porque supongo que serán los más difíciles de adquirir.

Ahora, aclaro, van 66 libros reunidos, pero si bien he leído 6 de la Salvat será mucho. Aún así, pienso que esta colección es una especie de tesoro, he visto que hay casas de familia en las cuales o la tienen completa o tienen una porción de ella, y me parece que no se imaginan la calidad de información y placer espiritual que tienen almacenado.

Hace unos meses publiqué la entrada titulada "Ya van 40", la cual hacía referencia, entre otras cosas, a la cantidad de libros Salvateros que había conseguido para entonces. Y, por otra parte, acerca de unas listas que citaban los que en opinión del autor eran, o los mejores libros de la historia o aquellos que nos darían al leerlos todos, una visión general de la historia de la humanidad.

Las listas aparecían, según anoté, en la revista 13Gráfico de la Tipografía Nacional, y en una publicación (libro-almanaque) llamado El Mundo en su Mano (de la misma editorial de los famosos Almanaques Mundiales).

En los dos posts que siguen, 34 y 35 voy a publicar las listas, en el caso de El Mundo en su Mano, voy a publicarlas por partes, porque son muy extensas. Para empezar, voy a colocar 120 obras de la literatura universal de El Mundo... y las 100 obras que enumera 13Gráfico.

Aquí vamos.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Número 32: Las aventuras de Peter Schlemihl


En realidad, el libro se titula "La maravillosa historia de Peter Schlemihl", pero ya lo había anunciado como Las aventuras de Peter Schlemihl, así que ya qué. El autor de la obra fue Adelbert von Chamisso, botánico y escritor, de quien se dice, al menos en la excelente edición que yo leí (la de Grupo Anaya S.A.), que nunca habló fluidamente el alemán; algo comprensible, tomando en cuenta que había nacido en Francia. Sin embargo, sus obras más famosas están escritas en el idioma germánico.

Investigando un poco (ya se imaginarán dónde: en Wikipedia, claro es), me encuentro con el alegre hecho que algunos de los lieder de Robert Schumann toman el texto de poemas de Chamisso. Es interesante para mí, porque Schumann fue uno de los grandes compositores del romanticismo, por cierto muy entusiasta con la obra y el talento pianístico de Johannes Brahms y Frederic Chopin (a éste último lo describió de la siguiente manera: "Señoras y señores, ante Vds. un genio." Cita que le costó el empleo en la revista musical en la cual colaboraba. Feliz causa en virtud de la cual Schumann fundó y dirigió su propia publicación musical. La razón por la cual Schumann fue despedido no había sido sino que Chopin, en el momento de la publicación del artículo, todavía no alcanzaba el grado de genio reconocido por la crítica, sino que se encontraba más bien en el grado de debutante. El tiempo le daría la razón a Schumann).

Tras la anterior divagación, retomemos el hilo central: La maravillosa historia de Peter Schlemihl, fue escrita en los inicios del romanticismo (1813), época de transición, pero ya inmersa en la fantasía decimonónica. Nos encontramos con el buen Peter, un jovencito quien llega a la ciudad con una cartita de recomendación y espera una colocación por parte de un gran señor. Le permiten ingresar a la mansión cuasi-palacio del burgués, y en ella nadie le dirige la palabra, ni siquiera los empleados, como temiendo contaminarse de la insignificancia del pequeño Peter. El gran señor toma la carta, la guarda en un bolsillo y le responde ambiguamente a Peter, sin embargo invitándole a unirse al pequeño sarao que está celebrando.

Durante una caminata por los jardines del apreciable burgués, otro personaje, un oscuro hombrecillo envuelto en un abrigo gris, da muestras de gran talento resolviendo cuantos problemas se presentan. De manera que, del bolsillo de su abrigo, extrae, sin ningún empacho: un pañuelo, un catalejo, unas alfombras, una tienda sultánica, unos caballos con su carruaje, etc. Y todo esto sucede sin provocar el menor asombro de la concurrencia burguesa. Peter está anonadado, y se queda frío cuando el desconocido hombrecillo del abrigo gris se ofrece a comprarle su sombra, ofreciéndole en trueque varios mágicos objetos, de los cuales, nuestro antihéroe Peter, prefiere una bolsa mágica, fuente inagotable de oro: la bolsa de Fortunato.

A Peter, el trueque le parece más que justo (me refiero a que él lo percibe como si estuviera ganando alguna ventaja), a fin de cuentas, después de tantos años, ¿para qué le ha servido su sombra? ¿qué beneficio le ha traído? aún más, la inutilidad de su oscura acompañante se hace evidente al compararla con la bolsa de Fortunato. Pero, pronto la verdad se le revela, parece que al final lo esencial es aquello intrínsecamente nuestro.

Quien lea el libro encontrará múltiples referencias a la mitología germánica, en especial acerca de los llamados cuentos de hadas. Pero, más allá de ello, la historia de Peter Schlemihl es de una conmovedora humanidad, definitivamente una obra digna del romanticismo. Completamente inverosímil y, aún así, totalmente humana.

El personaje del abrigo gris es intrigante, durante toda la lectura uno se pregunta quién es. Difícil será no asociarlo con Mefistófeles (más aún, en cuanto avanza la lectura).

Peter Schlemihl, de alguna manera, me recuerda Peer Gynt de Henrik Ibsen (obra que tendrá su propio post, por supuesto), especialmente en el hecho de que ambos textos hacen referencia a historias de la tradición oral, en el caso del primero refiriéndose a la literatura germánica, y en el del segundo citando a las leyendas escandinavas, específicamente las noruegas.

Más que recomendable, la lectura de este librito me parece imprescindible para quienes amen la literatura fantástica y el romanticismo.


sábado, 27 de septiembre de 2008

Número 31: Las aventuras del Barón de Munchausen


Aún cuando ya he terminado con la (primera) serie de Libros y Filmes, no puedo evitar el recordar que la primera vez que tuve contacto con el portentoso Barón de Munchausen fue a través de la película Las aventuras del Barón Munchausen, acerca de la cual hasta hoy me doy cuenta que fue dirigida por Terry Gilliam (el de Doce Monos). El filme me gustó mucho. La primera vez que lo vi completo tenía 17 ó 18 años, ya antes había visto trozos, pero esta primera proyección completa fue determinante. No solamente es ésta una de mis películas favoritas, sino que la prefiero sobre el libro.

Pero, no puedo negar que el libro es muy importante. Para empezar, el Barón de Munchausen existió, era un noble alemán del siglo XVIII, y era famoso por sus historias de tipo fantástico. Tan famosas eran sus historias que fueron recopiladas por un escritor y científico, Rudolf Erich Raspe.

¿Por qué es importante este librito de aventuras inverosímiles? Pues, algunos plantean que las aventuras del Barón, sus invenciones digamos, sus mitomanías, son una reacción ante el extremo racionalismo del siglo de las luces, y un preludio para la explosión romántica por venir.

En una época que privilegiaba la razón, sacrificando la pasión, qué mejor que las disparatadas historias de un noble que desafiaba la lógica, más aún la sensatez, con sus charlatanerías, y obviamente sólo lo más ilusos le creerían, pero los otros, quienes necesitaban un respiro de tanta armonía, éstos no era que le creyeran sino que querían creerle.

El barón narra cosas completamente imposibles. Solamente es necesario recordar ese capítulo cuando un lobo comienza a perseguir el carruaje en el cual viaja nuestro noble protagonista, y de alguna manera (ya no recuerdo exactamente cómo), la fiera queda colocada entre nuestro héroe que lleva las riendas y su cabalgadura. El lobo, entonces, comienza a comerse al caballo poco a poco, primera las ancas, luego el tronco, finalmente la cabeza, y queda atrapado en las riendas. El barón, con su característico ingenio (que no genio) comienza a fustigar al salvaje depredador con su látigo, y el feroz animal, aterrorizado por el dolor, corre como nunca y lleva al Barón a su destino en un santiamén.

Nadie podría creerlo. Pero en aquella época de frialdad (que negaba el desborde de los sentimientos, la pérdida de control sobre uno mismo, el desenfreno), éstos relatos eran como una buena copa de vino para el alma.


jueves, 25 de septiembre de 2008

Número 30: Entre el Clásico y el Romántico


Los períodos de la historia de la música generalmente no coinciden exactamente con los de otras artes, por ejemplo el renacimiento musical no está directamente relacionado con el renacimiento en las artes plásticas, ni siquiera es tan cercano con el de la literatura, aún cuando sí conserva cierto punto en común: la inclinación por la tragedia griega; la cual, en la música, y siguiendo el método de "ensayo y error", fue integrada a las composiciones de ciertos maestros italianos, quienes quisieron fusionar la lírica trágica griega con la música y como resultado tenemos la Ópera.

Ahora bien, dos períodos que sí se coinciden con los de otras artes son el Clásico y el Romántico, especialmente en el área germánica. El período del Clasicismo en la Música es bastante corto, en un sentido estricto dura 50 años, aproximadamente de 1750 a 1800, claro está que su influencia sigue escuchándose en compositores como Johannes Brahms en plena cúspide del romanticismo o Serguei Prokofiev, quien compuso una sinfonía conocida como "Clásica" durante el período contemporáneo (eso es, en el pasado siglo XX).

El clasicismo musical, como sus paralelos en otras artes, se caracteriza por cierta intelectualidad, búsqueda de la perfección, del equilibrio y, desde mi punto de vista, cierta frialdad implícita. Todo lo anterior contrasta con la creación romántica, la cual desborda emociones, razón por la cual a Brahms se le llama "el más romántico de los clásicos", lo cual invertido sería "el más clásico de los románticos", porque si bien el maestro era detractor de la música descriptiva y se apegaba a las estructuras perfectas, tal cuales las del clasicismo, y componía música pura o absoluta, es decir música que trataba solamente sobre música, sin ninguna clase de evocación fuera de lo que era la música, por otra parte no pudo evitar expresar emociones de grandiosa intensidad (sólo hace falta echarle una vistazo, o más bien una oída, a su Sinfonía No. 4, que no es la única que demuestra lo expresado, pero es mi favorita).

Hace unos meses comenté acerca de Werther de Johann Wolfgang von Goethe. El protagonista de esta novelita del maestro es un romántico que vive en el clasicismo, su muerte es una protesta contra un sistema caduco que privilegia la razón sobre la emoción, en oposición al romanticismo que a la inversa dará preeminencia a la emoción sobre la razón.

El post anterior fue sobre Los Viajes de Gulliver, una obra escrita en pleno Clasicismo como parodia de los relatos de viajeros y que se mofa de la insensatez y hasta me atrevo a decir insensibilidad del ser humano durante la Ilustración misma.

Ahora quiero tratar, en los dos posts siguientes, sobre dos obras que me parece que continúan en la tradición de Gulliver y Werther, las cuales son Las aventuras del Barón de Munchausen y Las aventuras de Peter Schlemihl (se vendrán dando cuenta de que me gusta bastante esto de "las aventuras").


Imagen: http://www.musicwithease.com/brahms-01.jpg (en la imagen, Johannes Brahms a los veinte años, muy diferente de las imágenes posteriores).

lunes, 22 de septiembre de 2008

Número 29: Los Viajes de Gulliver


Ridículamente orillada al papel de cuento infantil, recortada únicamente a dos de sus partes (denominadas, “En el país de los enanos” y “En el país de los gigantes”, respectivamente Viaje a Liliput y Viaje a Brobdingnag) y, en ningún caso reconocida como lo que realmente es, una novela tal cual, y más importante, una obra extremadamente inteligente; se le ha robado a esta narración magistral lo que es más importante en ella: la sátira.

Swift se mofa del ser humano, criatura tan autosuficiente, tan arrogante, tan absurda a fin de cuentas. Y específicamente se burla de la sociedad británica del siglo XVIII, de su forma de vida, de su política, de cómo se ve a sí misma.

Nos muestra al colonialista como se siente reflejado: de repente un gigante, de repente un enano, de repente un hombre sensato, de repente una bestia peor que cualquier animal: un yahoo.

Esto y más (porque cada quien habrá de interpretarlo a su manera) son los Viajes de Gulliver.

La obra se divide en:
Primera Parte: Viaje a Liliput
Segunda Parte: Viaje a Brobdingnag
Tercera Parte: Viaje a Lupata, a los Balnibarbas, a Glubbdubdrib, a Luggnagg y al Japón
Cuarta Parte: Viaje al país de los Houyhnhnms

A mi criterio, la más interesante de todas es la cuarta parte, la cual corresponde al país de los Houyhnhnms, los sensatos caballos que conviven con los irracionales e insensibles yahoos, similares a un estadio salvaje del género humano. Dicen los Houyhnhnms “nadie puede desobedecer a la razón sin prescindir de su derecho a considerarse una criatura racional”.

La mayoría de obras que me gustan comparten el hecho de conservar su vigencia. ¿Acaso lo que escribió Swift sobre la relatividad de la grandeza del ser humano, sobre su humanidad en sí, ha perdido un ápice de actualidad?

¿Cuál es la conclusión final acerca del buen doctor inglés y su especie a la que llega el rey de Brobdingnag? “Asombrábale que un impotente y vil gusano como yo era (estas fueron sus propias expresiones) pudiese mantener tan inhumanas ideas de modo tan familiar, al punto de parecer inconmovido por las escenas de sangre y desolación que había pintado como efectos comunes de aquellas destructivas máquinas, que algún mal genio, enemigo del género humano (decía), debió de haber inventado por primera vez.”

(Originalmente publicado en la edición de la Revista Lunapark del mes de agosto de 2008)


sábado, 20 de septiembre de 2008

Número 28: La máquina del tiempo


Número 28 de Mis Libros Favoritos y otros más, en el año 2008, cuando tengo 28 años. Interesante, se me hace.

La máquina del tiempo fue el primer libro que leí de H. G. Wells. Mentiroso, como he sido a veces, en el año 1992 (en ese entonces tenía 12 años), afirmé en un examen final, el de Idioma Español, que había leído "La Guerra de los Mundos" , y desarrollé una brevísima reseña en la serie final de la mentada prueba. Dieciséis años despúes sigo tratando de terminar el pinche libro editado (para mi desgracia) por la editorial Bruguera en su Colección Juvenil (o nombre semejante).

Fue hasta 1999 cuando leí "La máquina...", ¿por qué? pues, mi amigo Mario Antonio quería leer el libro y me lo pidió prestado, y yo le respondí que con mucho gusto, pero que primero iba a leerlo yo. Y como era una edición de Norma, de esos "flip books" bien chileros, con traducciones entretenidas, lo terminé rápidamente.

Si pudiera volver en el tiempo, hablaría conmigo mismo y me explicaría la importancia de terminar ese montón de libros acumulados a través de los años en la zona de inconclusión. Pero, ni modo, le toca a mi yo de hoy hacer lo que no quiso mi yo de ayer.

En "La máquina del tiempo" de Herbert George Wells, un científico británico inventa un dispositivo que le permite viajar por la cuarta dimensión. Según H. G. aparte de las tres dimensiones tradicionales: largo, ancho y volumen, había una cuarta: el tiempo. Y se podía viajar por él como por las otras dimensiones. Tendremos que recordar la fecha cuando fue escrita la obra. Herbert lleva a su protagonista a un futuro extremo y distópico con dos subespecies de la humanidad, una débil y estúpida que actúa como ganado para otra, astuta (pero, igualmente estúpida) y fuerte que actúa como depredador.

Herbert plantea que con el tiempo, la clase dominante se había tornado débil y estúpida por su vida vegetante y la clase obrera se había tornado astuta, pero igualmente estúpida por la falta de ilustración, sin embargo conservaba sus fuerzas porque trabajaba. Los papeles se dieron vuelta y los subterráneos, llamados morlocks, dejaron vivir a los de la superficie para poder alimentarse de ellos. Reitero, eran su ganado.

La máquina del inventor es sustraída por los morlocks y debe recuperarla para regresar a su "paradisíaca" época victoriana.

Mi adaptación favorita es, y creo que siempre será, la de los años '60. No es completamente fiel, pero me parece que era interesante. La adaptación más reciente, me parece que se mete a asuntos algo filosóficos, con un Jeremy Irons algo siniestro, pero realmente no me parece que aporte nada, salvo la premisa inamovible de que no es posible cambiar la historia, que lo que ha de suceder sucederá en una especie de determinismo sin sesos.

De la película sesentera recuerdo dos escenas que me impactaron, cuando el inventor le pregunta a los "semovientes" de la superficie acerca del destino de la cultura, de los libros, y ellos lo llevan a una pequeña librera. El inventor toma un libro y éste se deshace en sus manos, así como todos los demás, causándole una gran desesperación (esto lo puedo entender muy bien). Y la otra es cuando uno de los "semovientes superficiales" es llevado a su límite por los morlocks y le propina un fuerte puñetazo a uno de ellos. Me pareció sumamente significativo.

Hay una versión intermedia, del año 1979, en ella el protagonista es el mismo H. G. Wells, quien supuestamente, inventó una máquina del tiempo. El personaje es interpretado por Malcolm McDowell. El filme es titulado "Time After Time", y la trama no está relacionada con el argumento de "La máquina del tiempo", es completamente otra historia. De esta película recuerdo la frase pronunciada por Herbert: "Cuando un hombre emplea la violencia es porque se le han acabado las ideas". Magistral, realmente.

En conclusión, el libro más entretenido que he leído de H. G. Wells ha sido La máquina del tiempo (si bien, sólo he leído dos, el otro es El hombre invisible), y lo recomiendo totalmente. También las adaptaciones fílmicas son interesantes, supongo que en gustos se rompen géneros.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Número 27: El Fantasma de la Ópera


Ésta es una obra que tiene un significado especial para mí porque su protagonista es un músico. Y aparte es interesante porque es una novela de tipo gótico y del género policíaco.

Quién no conoce, al menos de manera lejana, el mito (más bien la leyenda) del fantasma de la ópera. No es necesario que a uno le guste la ópera para que pueda apreciarlo. Cuando quiero explicarles algunos temas a mis alumnos (como la esquizofonía), les narro breve y concisamente las desventuras de tal fantasma.

Pero, ¿quién es el fantasma de la ópera? ¿es realmente un fantasma? ¿o qué es? ¿valdrá la pena que lo explique aquí, que me robe el ingenio de Gaston Leroux? Definitivamente no. Ésta es una obra para ser leída. Hasta sale uno aprendiendo algo de ópera y de la música en general.

Leyendo la obra de Gaston Leroux, que como buena novela policíaca es bastante digerible pero nada simplona, uno se encuentra con la bella Christine Daaé y al joven vizconde Raoul, dos jovencitos enamorados, y también con el persa, un personaje misterioso cuyas intenciones parecen ser maléficas y quien, por otra parte, parece tener cierto conocimiento del fantasma. Y, luego pero no menos importante, el Ángel de la Música, enviado por el Maestro Daaé, el difunto padre de Christine.

El librito es una maravilla, sin lugar a dudas, perfectamente estructurado, de ninguna manera una decepción, más bien una sorpresa.

Ahora bien, acerca de los filmes, solamente he visto la versión más actual basada en el musical con música de Andrew Lloyd Weber. Me pareció un filme bien realizado, pero al leer el libro uno se da cuenta que está muy alejado del texto original. Me parece que tanto en esta película como en el Drácula de Francis Ford Coppola, los monstruos (que eso son, sin duda. Y no me refiero solamente a asuntos fisonómicos) adquieren cierto toque de héroe romántico, de pobre diablo incomprendido y definitivamente algo se pierde. Y debo añadir que aún sin haber visto nunca el filme silente de 1925, me parece notorio que la mejor caracterización del personaje hasta el momento es la de Lon Chaney.

Hay algo curioso con respecto al tema del Fantasma compuesto por Lloyd Weber, si uno escucha detenidamente la pieza Echoes de la banda Pink Floyd puede notar que los motivos musicales de ambas son muy similares. Hay toda una controversia con respecto a este tema. En lo personal, me inclino por creer que se trata de un plagio intelectual, aún si fuera inconsciente.

Ya que trato el tópico de la música en esta obra, históricamente se ha asociado la Toccata y Fuga en Re menor, atribuida a J. S. Bach, como la obra que el fantasma toca en el órgano. Aún cuando es posible que interpretara esta obra alguna vez (no sería por una indisposición técnica que se viera privado de hacerlo), y es posible que la apreciara (porque el fantasma amaba las obras que demostraban una seriedad en la armonía, la melodía y el contrapunto perfectos, o sea al más puro estilo de Johann Sebastian), la composición que era realmente su favorita era el Dies Irae, el himno funerario gregoriano.

El no mostrar esto en las adaptaciones fílmicas, según mi criterio, es un verdadero error. Si mencionara aquí porque era el Dies Irae la obra favorita del fantasma, posiblemente le arruinaría la lectura a alguien seriamente interesado en comprender la obra. Por lo tanto, no diré más al respecto...

Imagen: Procedencia desconocida (estaba entre las fotos de un usuario de hi5 que se hacía llamar The Phantom, pero no sé cómo encontrarlo actualmente; sin embargo, me parece que la imagen es la adecuada: es la caracterización de Lon Chaney).

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Número 26: Pantaleón y las Visitadoras


Pantaleón y las Visitadoras fue originalmente una novela de Mario Vargas Llosa. Sobre este autor solamente puedo decir que me parece un ser humano horrible y, a la vez, un buen escritor. No puedo decir, sin embargo, que haya leído mucho de su producción, no. De Vargas Llosa he leído "Los Cuadernos de Don Rigoberto", novela que aún cuando me pareció interesante fue difícil de terminar; "Los cachorros", obra amena, como un cuento largo más bien; y "Pantaleón y las Visitadoras". De las tres la que me gusta más es la última, le sigue "Los Cuadernos..." y en último puesto se encuentra "Los cachorros".

En las tres se trata el tema sexual. Esto no es lo que más me gusta en una obra, debo decir. De hecho, creo que es lo que menos me interesa. Recuerdo, cuando éramos jóvenes y nos llamaba la atención leer, por ejemplo, esas porquerías que escribía Cuauhtémoc Sánchez, específicamente esa infamia de "Juventud en éxtasis" (bueno, en realidad, esta fue la única que leí); como lo escribí arriba, éramos jovencitos, teníamos curiosidad, pero ahora hay otras cosas que me interesa leer.

Aún así, hay autores como Milan Kundera, cuyo enfoque del tema sexual siempre me ha parecido... digamos, elegante, refinado. Vargas Llosa no es así, parece que el tema le apasiona, por no decir que le obsesiona, y claro, tiene su público, pero bien ganado, creo, porque Vargas Llosa ciertamente que sabe escribir. Leer uno de sus libros no sólo es un reto porque conlleve cierta carga intelectual, sino porque a este escritor le gusta innovar en cuanto a técnicas narrativas se refiere, esto me parece meritorio. Como dije, no he leído muchos libros de él, pero en los ejemplos que tengo de su obra, me parece que hay un cierto grado de calidad y trascendencia.

Ahora bien, sobre Pantaleón y las Visitadoras específicamente, me parece que la obra es buena por lo dicho, pero también por su temática. Lo que me interesó de la novela fue cómo el autor demostraba que la Sociedad, en general, es hipócrita y fanática, propensa a caer en los extremismos que tanto daño causan. Ampliando en lo de la hipocresía, caemos en aquello de "la ropa sucia se lava en casa", principalmente debido a que a las trabajadoras sexuales se las asocia con las lavanderas a domicilio.

El personaje más impresionante de la obra definitivamente es el Capitán Pantaleón Pantoja, un hombre eficiente en todo lo que emprende, incluso en la misión que le asignan como administrador del Servicio de Visitadoras, trabajadoras sexuales asignadas para satisfacer las necesidades primarias de los soldados, y de esta manera solventar la ola de abusos sexuales cometidos en el área de Iquitos. Pantita (como le llaman sus subalternas, las visitadoras) resulta tan proactivo que pone en funcionamiento un sistema cuasi-auto-sostenible, y pronto todas las "lavanderas" del área quieren trabajar para él, sin tener idea de que en realidad es un militar. Al mismo tiempo, se gana la supuesta antipatía del Sinchi, un locutor de radio que tiene un programa moralizante (quien lo que desea, a fin de cuentas, es extorsionar a Pantita).

Sobre el filme (1999), hemos de reconocer que recorta la obra para hacerla ajustar en su formato, el cual coincide un poco con las telenovelas producidas en el cono sur en los últimos años. Para muestra un botón: los protagonistas, Pantaleón y la Colombiana (en la novela es la Brasileña), son interpretados por Salvador del Solar y Angie Cepeda (quienes protagonizaron la telenovela peruana "Pobre Diabla" ). Sería tonto señalar que esta adaptación se centra mucho en las escenas eróticas, el libro es muy parecido como lo justifiqué arriba. En todo caso, es una película entretenida, hasta cierto punto fiel al libro. En el recorte se pierden cosas interesantes como el culto del Hermano Francisco, llamado también "el santo de la cruz".

Algo curioso, que me sucedió mientras escribía esta reseñita informal, fue que me encontré en Youtube una entrevista que le realizaron a Vargas Llosa durante cierto festival, en la cual narra cómo fue la filmación de la primera adaptación de "Pantaleón y las Visitadoras" en 1975. Si bien arriba anoté que Mario Vargas Llosa me parece una persona horrible, después de ver el mencionado video le tomé una mínima simpatía; se los recomiendo.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Número 25: El Callejón de los Milagros

Creo que fue en el año '99, o a lo mejor en el 2000, viéndolo bien quizás hasta haya sido en el 2001, en todo caso fue cuando mi sistema de tv por cable todavía me proveía de un canal que sí pasaba buenas películas. Un día vi que anunciaban un tal "Callejón de los Milagros" y una de las actrices que protagonizaba era Salma Hayek. Así que me decidí a ver el filme, y la verdad, me pareció muy bueno. Supongo que más que todo porque me identificaba con Abel, el peluquero pobre enamorado de Alma, el personaje que interpretaba Salma Hayek. Es más, Abel era interpretado por Bruno Bichir, actor que me recuerda a mi amigo Octavio (pero he de reconocer que también pienso que se parece a Keanu Reeves; y aún más, hay quien dice que mi amigo y yo nos parecemos).



La película estaba planteada por capítulos, tres según me recuerda Wikipedia: Rutilio, Alma, Susanita y un epílogo titulado El Regreso.

Ahora bien, a pesar de que todavía le tengo cierta estima a la película, resulta que hace unos años, creo que fue en el 2003, encontré en la Librería Pelayo (la cual, según he oído está por cerrar, espero que no) una obra titulada "El Callejón de los Milagros" de un tal Naguib Mahfuz. Como se imaginarán, sentí grandes deseos de comprar el libro y leerlo, y lo hice.

Y eso fue lo malo (o lo bueno, juzguen Vds., juiciosos lectores), puesto que a partir de entonces pasaron dos cosas: una fue que quedé fascinado con la obrita y otra, que el filme palideció.

Uno lee a Mahfuz y El Cairo, esa ciudad misteriosa, aparece ante nuestros ojos, los personajes están maravillosamente caracterizados, la historia es apasionante, cruel, humana. Hay que enfatizar que las historias, tanto de la adaptación mexicana como de la obra original, se desarrollan en lugares y fechas muy distintos: el filme se desarrolla en el Centro Histórico de México D. F., en una vecindad específicamente, durante los años '90; y la novela está ubicada, como se dijo, en Egipto en los años '40, incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, el guión fue bien adaptado y encontramos motivaciones similares en los personajes y soluciones específicas, pero comparables, para sus problemas.

Nunca he leído otro libro de Mahfuz. Como con otras cosas, la promesa de hacerlo se me ha olvidado, o me he hecho el olvidadizo. Pero, su "callejón" es inolvidable y por supuesto es uno de mis libros favoritos.

A pesar de lo dicho, si alguien no hubiera visto el filme, yo sí lo recomiendo. Como anoté, me gustó mucho en su momento y reconozco que viendo algunos fragmentos en Youtube, sentí igual contento que en mi primera juventud. Si quieren echar un vistazo, aquí está el link para ver la primera parte en el mencionado sistema de videos.

Imagen: http://foto.rambler.ru/photos/lookkil/1/callejon2/callejon2.jpg

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Número 24: El Señor de los Anillos

Para alguien como yo, a quien le encantan los cuentos, El Señor de los Anillos era un libro obligado (pero nunca impuesto).



Cuando yo era niño no era muy común que la gente tuviera cable porque, para empezar, no había cable. Sin embargo, algunas pocas personas privilegiadas tenían antena parabólica (me la pasé años pensando en el porqué del nombre "parabólica"), y en una de estas casas con "antena parabólica", una vez, hace mucho tiempo vi un filme animado (con dibujos, así era en esa época), en el cual (al menos) dos ejércitos parecían enfrentarse en un conflicto épico de grandes proporciones. No lo supe, solamente lo sospeché durante muchos años, pero esa película animada era en realidad "El Retorno del Rey", una adaptación para TV de El Señor de los Anillos, la cual era secuela de "El Hobbit" (otra película animada basada en la novela homónima). Algunos piensan que la adaptación realmente no le hace justicia a los libros, y que la caracterización no es adecuada; incluso, en la red, encontré un comentario de alguien que pensaba que el Bilbo de estas adaptaciones parece una rana. Yo pienso, así como con el filme de "El Maravilloso Mago de Oz" protagonizado por Judy Garland, que esta rana es protagonista de una buena versión y nada más.

Hubo otros intentos de adaptar al cine "El Señor de los Anillos". Por ejemplo, entre la mencionada adaptación de El Hobbit de 1977 por Jules Bass y Arthur Rankin Jr. y su secuela de 1980, la mentada El Retorno del Rey, hubo una adaptación con una caracterización de apariencia más oscura y titulada precisamente El Señor de los Anillos. Esta última fue dirigida por Ralph Bakshi y entre sus méritos contaba la técnica más o menos novedosa de animación del Rotoscopio (citando a Wikipedia: "...[método] usado para animar siguiendo una referencia filmada en vivo."). Lo novedoso es que hacía mucho tiempo que no se le usaba en un proyecto de tal resonancia (y recordemos que nunca es mucho tiempo). Al final, este filme que estaba contemplado para ser entregado por partes, nunca fue concluído.




Durante mi adolescencia leí una vez sobre un juego de video, creo que era para SuperNes, y lo calificaban de muy malo, una adaptación paupérrima (diría la Delma, eh) de la obra de Tolkien.

Recuerdo haber leído un poema de Tolkien una vez y quedé muy intrigado.

Por todo lo anterior, cuando supe que iban a adaptar esta serie literaria al cine me entusiasmé bastante, y debo decir que La Comunidad del Anillo me encantó, Las Dos torres me impactó cuando la vi por vez primera, pero El Retorno del Rey, aún cuando sí me impresionó, me pareció que sí había perdido algo de la magia. La lectura de los libros se dio de manera paralela a la aparición de los filmes, sin embargo no de una manera cronológica exacta puesto que primero leí Las Dos Torres, luego El Retorno del Rey, si no me equivoco siguió El Hobbit, para finalizar con La Comunidad del Anillo. Por supuesto, las novelas me gustaron muchísimo más que los filmes de Peter Jackson, y no le perdoné que eliminara a personajes importantes (como Tom Bombadil) simplemente porque no eran de su gusto, o que cambiara escenas según su criterio. Será que soy purista.

En cuanto a los libros de JRR Tolkien, reitero que me parecen mejores que los filmes, pero debo de aclarar que cada una de las adaptaciones tiene aspectos interesantes, incluso el simple hecho de ver en la pantalla a personajes tan memorables.



Pd. ¿No es verdad que Gustavo Cerati es igualito al Frodo de este poster?


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/4/40/The_Lord_of_the_Rings_%281978%29.jpg
http://taroogs.files.wordpress.com/2007/12/the-hobbit-1977.jpg