miércoles, 5 de noviembre de 2008

Número 36: Batman: Año Uno


Esta es una de las novelas gráficas más aclamadas, en general, y ocupa el lugar número uno en la lista de las 25 mejores novelas gráficas de Batman, realizada por ign.com.

Tuve la oportunidad de leerla en papel (porque ahora es más común leer estos cómics en formato cbr) en el año 2002, en una traducción de la Editorial Vid, mexicana. No tenía ni la menor idea de lo que iba a encontrar. A mi criterio, y según veo muchos lo compartimos, Batman: Year One no es sólo una interpretación más del Hombre Murciélago sino "La interpretación última". Quiero decir que, si bien Bob Kane como escritor y Bill Finger como dibujante y co-creador (no hay que subestimar sus aportes, el carácter del personaje le debe más a Finger de lo que Kane quiso alguna vez admitir) fueron quienes lo pusieron en marcha, fue Frank Miller (en las letras) junto a David Mazzucchelli (en los trazos, no hay que cometer el mismo error que Kane con Finger, y miren que lo llamo "error"...) quienes terminaron de forjar al personaje. Cualquier interpretación posterior la tomaría como "no canónica".

En el transcurso de la época dorada de los cómics estadounidenses a la así denominada época plateada, algunos otros nombres fueron responsables de un desarrollo más serio del personaje, por ejemplo el ahora editor Dennis O´Neil, quien, por citar un ejemplo, fue el creador del personaje Ra's al Ghul. Batman surgió como un personaje más o menos oscuro, en el año 1939 en el Detective Comics No. 27 publicado por la editorial National Comics, para poco a poco tornarse en lo que los gringos denominan "camp" (cursi, de mal gusto), culminando con la serie televisiva de los '60, estelarizada por Adam West, que si lo he entendido bien, era así de tonta porque lo que pretendían era, hasta cierto punto, parodiar al personaje. Es decir, no era una interpretación fiel, sino una variante libre.

Retomar la seriedad del Murciélago fue el trabajo, como dije, de Denny O´Neil, entre otros, pero fue hasta la reinterpretación final de Miller que Batman se convirtió en lo que estaba destinado a ser.

Para empezar, entendamos que Batman, aún cuando están del mismo lado, es el opuesto de Superman (el boy scout azuloso, para quienes me entiendan). Batman corresponde a su contexto, él no habita en una ciudad como Metrópolis, la cual tiene un barrio del crimen conocido como "Suicide Slum", al contrario, toda Gotham City es un "Suicide Slum". Y el detective quiróptero lo que hace es luchar contra lo inevitable, el punto climático de esta lucha lo encontramos en The Dark Knight Returns, también de Miller, pero esa es otra historia.

Concentrándonos en lo que nos ocupa, Miller define a Batman como un personaje oscuro, atormentado, quien llega a reconocer en su contexto que el fin justifica los medios, que tiene que identificar rápidamente quienes son sus posibles aliados en su lucha contra el crimen (dos personajes importantes son el teniente James Gordon y el joven fiscal Harvey Dent, sin olvidar nunca al leal Alfred Pennyworth, quien es un mayordomo con entrenamiento en medicina de combate), y que descubre que para vencer en su lucha contra el crimen tiene que emplear el miedo de su parte, para asustar a los criminales, cobardes y supersticiosos consuetudinarios.

Batman: Año Uno es el adiós a Bruce Wayne. Como sucede con otros caracteres de cómics, el Batman determina que su máscara es su verdadero rostro y la cara de Bruce Wayne un antifaz. Por otra parte, es el hola al teniente de policía James Gordon, ya no más el anciano que se sienta a esperar que el vigilante lo haga todo, en absoluto, vamos a ver Gordon ganar sus propias peleas, a puño limpio si es necesario. Veremos la caída de la Mafia de Gotham, solamente para presenciar el nacimiento de los "freaks", es decir ese montón de psicóticos que aparecen paralelamente al enmascarado.

Los trazos de Mazzucchelli nos recuerdan a la era dorada, con cierto aire de actualidad (de 1986, al menos), y la trama de Miller palpita morosamente. Pone a Batman al borde del precipicio y luego lo saca, con nosotros al borde del asiento.

En la batalla entre Superman y Batman, gana este último por tener algo que no se cuenta entre la innumerable gama de superpoderes del primero: simple y llana humanidad.



1 comentario:

q u i n o ƒ ƒ dijo...

El trabajo me privó de mi acostumbrada visita a estos contornos... y esta vez me amargo momentáneamente, al presenciar la serie de post que acabas de iniciar. Qué decir: nada más que me pondré la servilleta y hundiré los ojos como si fueran dientes. Batman es sin una molécula de duda mi "superhéroe" favorito, por la gama infinitamente interesante de sus luces y sombras (más sombras que luces, la verdad). Calurosas felicitaciones, y ahora, a leer. De antemano, el azuloso es buen tipo, pero algo así como El Americano Impasible de Graham Greene (esa acusación contra la culpable ingenuidad gringa), pero con capa y superpoderes.