viernes, 4 de julio de 2008

Número 9: La Sala Número Seis de Anton Chéjov


El año pasado tuve mi temporada de leer autores rusos. Me entretuve bastante y me gustaron las obras de Alexander Sergueiévich Pushkin y las de Anton Chéjov.

La verdad no he leído tanta literatura rusa, de Dostoievski únicamente he leído "Crimen y Castigo". De Pushkin dos novelas, Dubrovski y La Hija del Capitán (me gustó más la primera, pero ambas me gustan bastante) y Los Cuentos de Belkin (que me parecieron fascinantes todos). Y de Chéjov, unos cuentos que me gustaron bastante (que se encuentran en el volumen 48 de la Biblioteca Básica Salvat, primera edición) y La Sala Número Seis (también incluída en el libro antes mencionado).

Esta última obra (clasificada como una novela corta) me pareció realmente fascinante. Se desarrolla en una pequeña ciudad rusa, alejada de todo, específicamente en el hospital del centro urbano. Y los dos personajes principales son un joven exburócrata que se encuentra recluído en la sala número seis (el pabellón para los insanos) y el director del hospital, un médico procedente de lugares más "civilizados", quien, cansado de ver que nada mejora en el centro médico a su cargo, ha decidido refugiarse en sus lecturas y en sus conversaciones con el único amigo que tiene.

La trama se desenvuelve según médico y enfermo entablan conversaciones de tipo filosóficas, a requerimiento del primero, con un desenlace de tipo realista.

En todo caso, la obra es interesante porque es un cuestionamiento del mundo. Algunos autores señalan que, si bien Pushkin cuestionó de una manera más o menos velada las contradicciones de la Rusia feudal, y Tolstoi hacía un llamado, más bien idealista, a un cambio en las relaciones sociales, era Chéjov quien exigía un cambio real e inmediato.

A Chéjov lo coloco junto a Rulfo porque aún cuando al primero le pagaban por la extensión de sus escritos, en su mayoría cuentos, él escribía la cantidad de cuartillas que le parecían adecuadas, es decir no alargaba las obras en función de lucrar, era fiel a su criterio artístico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta Chejov, y la sala numero seis es uno de sus mejores cuentos, muy buena elección!!

Uno que tiene que hacer esto dijo...

Es como eso de los sapos de la niña, es ver si encuentro príncipes (entre tanto sapo), yo tengo motivos recurrentes y uno de ésos es La sala número 6 y hoy encontré tu lugar.
Vamos a ver quién eres, lee lo que tengo en http://elcambioverdaderoysusproblemas.blogspot.com y luego hablamos, si quieres, si lo que está ahí te dice algo.