sábado, 28 de junio de 2008

Número 7: Huckelberry Finn de Mark Twain


En 2005, encontré entre un montón de libros usados una edición de Huckelberry Finn de una de las editoriales cubanas estatales. Lo compré y me decidí a leerlo.

Es una de las lecturas que más he disfrutado. En ella, Mark Twain (alias Samuel Clemens y viceversa) nos narra una historia que tiene un poco de todo, los juegos de la niñez, aventura, crítica social, un personaje como Tom Sawyer, leal compañero de Huck, quien es una especie de Alonso Quijana (alias Don Quijote) y el buen Jim, un adulto, quien, en ocasiones se suma a sus juegos. En fin, en esta obra uno aprende qué es la amistad.

Y qué decir del disparatado final (no se puede narrar aquí, pero es de lo más inesperado).

Se me hace que podemos decir que Mark Twain mantuvo una posición políticamente correcta, como he oído decir de ciertas posturas, pero en todo caso, sin decirlo, nos dijo qué opinaba sobre la esclavitud. De una manera más entretenida que Henrietta Beecher Stowe con su Tío Tom (créanme, leí este último libro y no me gustó tanto, supongo que la prueba es que no está entre mis diez novelas favoritas).

No, Huck es lo máximo, bien por Beecher Stowe y su Tom o Louise May Alcott y sus Mujercitas, pero los niños del Mississippi (Tom, Huck y, por qué no, Jim y Mark, los adultos que jugaron a ser niños por un rato) cuentan con mi cariño, siempre tendrán un lugar en mi corazón.

viernes, 27 de junio de 2008

Número 6: Pedro Páramo de Juan Rulfo

imagen: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/f/f9/Juan-rulfo.jpg


Citando a Ariel Ribeaux (qepd): "(El Gabo es, en sí mismo, pura estrategia de mercado con sus melodramas literarios. Sabe hacer literatura para todos los gustos, escribiendo aún sin tener qué decir. Rulfo viene a ser su contraparte, el ejemplo antipódico. Dijo lo que tenía que decir en dos libros y no escribió - o no publicó - más. Rulfo es un caso raro de honestidad literaria en este siglo [el 20, recién pasado]. Se hizo famoso y podía haber ganado mucho dinero, pero prefirió quedar incólume como autor que ceder a las tentaciones de la fortuna.) fin de la cita."

Pedro Páramo lo clasifico, aparte de ser una de mis diez novelas predilectas, como uno de los libros cuyo final no he logrado entender (cierto es que sólo lo he leído una vez, y he postergado la segunda lectura en función de otras nuevas...). A la vez que uno de los más fascinantes (ya ven cómo me gusta esta palabra).

No sé, no tengo mucho que decir sobre esta obra. La leí a principios del año 2005 y solamente estoy consciente (jaja) de que me enganchó. Comencé y me costaba mucho dejar de leerla. Me gustó principalmente su ambiente de pueblo fantasma, y sus confusas sinuosidades narrativas.

Definitivamente es recomendable leerla. Sin ninguna objetividad de mi parte al mencionarlo, me recuerda un poco a El tiempo principia en Xibalbá, aún cuando tienen sus diferencias siento que coinciden en la crítica social que subyace en cada una de ellas.

Para finalizar, reitero la cita del inicio, parafraseando a alguien que señaló: "en la brevedad se encuentra la belleza."

jueves, 26 de junio de 2008

Número 5: 1984 de George Orwell


Casi me atrevería a decir que es mi novela favorita, si no fuera que hay otras más, pero ésta goza de gran predilección de mi parte, ciertamente; es como un hijo consentido, quien tácitamente se siente reconocido como tal, aún cuando ni el padre ni el niño lo reconozcan públicamente para que no se sientan celosos los hermanos (si no, miren lo que le pasó a José el soñador...). Mas, ésta es otra ventaja de los libros, tampoco son celosos.

Al hablar de 1984 se hace inevitable hablar del Gran Hermano. Este líder emblemático, símbolo del sistema imperante en la ficticia Oceanía de la obra. Él es quien todo lo ve, todo lo sabe, todo lo puede arreglar. Es la cabeza visible de la organización.

Y, a continuación, es necesario mencionar a Winston. El protagonista de la historia, quien trabaja en el Ministerio de la Verdad, arreglando la información; sin embargo, él ni siquiera puede recordar con exactitud cómo fue su niñez.

A través de lo narrado, Winston decide de manera deliberada desafiar al Partido, siempre con miedo, pero tomando riesgos que le permitan liberarse, actuar como un individuo, un defecto (según el sistema) que él nunca ha podido corregir en sí.

Y no voy a decir mucho más al respecto de esta obra de Orwell porque creo que haría más daño que bien.

Por otra parte, este ensayo me permite manifestar algunas ideas que me han rondado desde el año 2004.

Una de ellas es el paralelismo que encuentro entre 1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Para empezar ambos tienen como protagonista a un inadaptado al sistema, a fin de cuentas un individuo. Y, aún cuando alguien me lo podría discutir, me parece que ambas se desarrollan en sistemas totalitarios.

Me ha gustado pensar que podrían ser historias paralelas porque Orwell divide al Mundo en tres superpotencias: Euroasia, Oceania y Asia Oriental. Se me ha ocurrido, que bajo otras circunstancias y tomando en cuenta la ignorancia absoluta de lo que sucedía en los otros bloques, podrían darse las dos historias, si no a la vez, al menos en determinados momentos no tan lejanos.

Sin embargo, más allá de mis especulaciones, algo en lo que sí coinciden es en plantear que para dominar a las personas hay que manejar la información, una situación comprobable en nuestros días. Ya no es ni siquiera a través de la educación formal exclusivamente, sino a través de los medios de comunicación masiva.

Una vez leí un artículo de Sergio Ramírez, en el cual señalaba que las predicciones de Orwell en 1984 se quedaban cortas, a mí me parecen completamente vigentes, eso sí con añadiduras.

Leo "Generación Y" o veo lo que sucede con las agencias informativas del Mundo y las locales y parece que leo a Orwell, y si veo la tv se reproducen en gran parte las premoniciones de la programación de baja calidad de contenido que describió Ray Bradbury.

Sin embargo, lo que más me duele es ver la mediocridad en las letras, esa literatura light que fomenta a un lector débil, como decía Morelli, que no quiere problemas sino soluciones. Literatura ligera y lector light se retroalimentan, generando conformismo, y lo que es peor, bajo un velo de supuesta búsqueda de la originalidad.

Colocaría tres libros juntos, si no paralelos, 1984, Fahrenheit 451 y Un mundo feliz de Aldous Huxley. Los dos primeros me parece que ya se han realizado y el tercero está en espera. No es muy alentador...

Valiente nuevo mundo, como dijera Huxley.

Imagen: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/23/GeoreOrwell.jpg

miércoles, 25 de junio de 2008

Número 4: El tiempo principia en Xibalbá de Luis de Lión


Mi interés por leer El tiempo principia en Xibalbá de Luis de Lión, surgió a raíz de ir a ver la adaptación teatral del grupo Rayuela en 2003.

La adaptación era de Luis Carlos Pineda, y la verdad me gustó bastante. Era una muestra del nuevo teatro guatemalteco con sus características de gran simbolismo y experimentación.

Si no me equivoco, tanto la novela como su adaptación comenzaban igual: "Primero fue el viento." Pero, leer la novela fue otra cosa: enfrentarse a, por lo menos, una dualidad. A esa división que hemos hecho de este árbol de fuego en que vivimos.

Para empezar, yo había oído hablar sobre Luis de Lión, pero muy poco. Ahora mismo, tampoco sé gran cosa. Sin embargo, hay una cosa que me parece simpática, por usar una palabra, y es que él era maestro, esto es algo con lo que me puedo identificar.

Entonces, cuando comencé a leer "El tiempo...", no me imaginaba lo que iba a encontrar. Y no voy a profundizar más sobre qué es lo que hay en ella, eso le corresponde a cada uno descubrirlo. Sólo voy a decir lo que creo que es este libro: una de las mejores novelas contemporáneas de Guatemala, y al rato (como diría un amigo), para mí, la mejor novela guatemalteca que haya leído. El tiempo dirá...




martes, 24 de junio de 2008

Número 3: Desesperación de Vladimir Nabokov


Vladimir Nabokov fue el autor de una de las novelas más controversiales del pasado siglo XX: Lolita.

Nunca me han gustado las adaptaciones fílmicas de la mencionada obra. Para empezar porque creo que los directores no han entendido bien al personaje principal: Humbert Humbert.

Pero, como nunca he terminado de leer Lolita y este post es acerca de Desesperación, obviemos a la primera y dediquémonos a la segunda.

En Desesperación nos encontramos con otro protagonista cuya inicial es la H: Hermann. Uno de los personajes más interesantes que me haya encontrado. Generalmente yo uso una frase con ciertas amistades mías y personas que conozco, "yo lo pienso y vos lo decís", en el sentido de que hay cosas que se nos ocurren en común pero que nunca me atrevo a decir y ellos sí. Con Hermann esto va más allá, yo ni siquiera me atrevo a pensar lo que él concibe.

A pesar de lo chocante que puede ser para mí, me encuentro fascinado ante su cinismo, porque a lo mejor pienso que es el resultado del absurdo, de la estupidez humana circundante. Y en estos pensamientos ya vislumbro las ideas de Camus en "El mito de Sísifo" que comencé a leer unos días atrás, pero supongo que no estoy plagiando sino promocionando sus ideas, bien reconocidas.

Lo que más me gusta de Nabokov es su inteligencia, sus juegos lógicos, la forma en que crea y recrea. Lo que menos me gusta de las adaptaciones de su obra Lolita, que he visto en la pantalla plateada, es, por ende, exactamente lo opuesto, la carencia de inteligencia, la falta de comprensión de personajes fascinantes que son representados como vulgares dementes o pervertidos.

En el prefacio que preparó para la edición en inglés, Nabokov mencionaba que Desesperación fue una de sus primeras novelas y la traducción al idioma anglosajón un reto personal. Decía asimismo que era la novela menos rusoblanca de las suyas y la de lenguaje más sencillo (en esto no estoy de acuerdo, quizás fuera de lenguaje sencillo para los entes despiertos, pero para un servidor fue una odisea seguirlo, algo que me complace porque no es que la novela esté mal escrita, al contrario, está genialmente realizada y es simplemente compleja... al menos para mí...).

Cierro citando a Nabokov en el mencionado prefacio en un comentario que hace en réplica al afamado y "muy respetado y respetable" (este último entrecomillado lo agrego yo, no es opinión de Nabokov sino mía) Jean Paul Sartre, ampliando acerca del hecho de que este libro (Desesperación) "posee menos atractivo Blanco-Ruso que mis otras novelas de emigrados": "Esto no impidió que un comentador comunista (J. P. Sartre), quien dedicó en 1939 un artículo notablemente estúpido a la traducción francesa de Desesperación, dijera que 'tanto el autor como el personaje principal son víctimas de la guerra y la emigración'..."(1)

(1) Nabokov, Vladimir. Desesperación. Luis de Caralt Editor. Sin número de edición. Barcelona, 1969. p. 9

Número 2: Top ten. Novelas.

Se me ha ocurrido enumerar las 10 obras correspondientes a distintas formas literarias que más impacto han causado en mí.

Este conteo tiene algo de arbitrario, y me he dado cuenta, además, que a través de los años, este "top ten" ha variado.

Voy a colocar ahora las diez obras que actualmente me parecen más impactantes. He omitido obras que pertenecen a un mismo autor, aún cuando muchas veces me parecen importantes y me han hecho reflexionar tanto como la obra que sí está enunciada en la lista; esto lo he hecho porque teniendo espacio sólo para diez obras, otras, de distintos autores, hubieran quedado fuera.

Además, se me ocurre que sería entretenido (y a lo mejor formativo), hacer despúes un análisis ensayístico de cada autor enunciado, siempre en líneas informales y subjetivas.

Comencemos con el top ten de novela (posterior análisis particular y comparativo de cada una):

1) Desesperación - Vladimir Nabokov
2) El tiempo principia en Xibalbá - Luis de Lión
3) 1984 - George Orwell
4) Pedro Páramo - Juan Rulfo
5) Huckelberry Finn - Mark Twain
6) Rayuela - Julio Cortázar
7) La sala número seis - Anton Chéjov
8) La isla del tesoro - Robert Louis Stevenson
9) Cómo se hace una novela - Miguel de Unamuno y Jugo
10) El extranjero - Albert Camus

Las primeras cinco las leí entre 2003 y 2005, las últimas, de la 6 a la 10, entre el año pasado y el presente, 2008. La lista no responde entonces a ningún orden de importancia, más bien es cronológico.

lunes, 23 de junio de 2008

Número 1: Con que lean ya es bastante...

Este espacio alternativo está destinado, de manera informal, a tratar acerca de la literatura, principalmente reseñando las obras que me han gustado más, esto es, aquellas con las que siento más afinidad por motivos subjetivos, o incluso las que yo considero que tienen más validez objetivamente (lo cual, por supuesto, es otra apreciación subjetiva; y por cierto, en este blog si puedo ser yo, eso me da más libertad).

El título de este post lo he escogido porque me he encontrado, a menudo, con esa máxima de que "con que lean (los jóvenes, o quien sea...) ya es bastante". Yo no comparto este criterio en lo absoluto. Es más, me parece que no es suficiente leer, hay que ser selectivo, como me decían hace años, cuando era adolescente: "elegí bien a tus amigos". Pues, como los libros son mis amigos, es cuidadoso mi proceso de admisión (sí, en esto soy tan excluyente como las más altas autoridades de la USAC, yo también tengo mis exámenes de admisión).

Por ende, no será extraño encontrar por aquí mis más apasionadas críticas contra algún autor que no sea santo de mi devoción. Cada quien que piense lo que quiera, en gustos se rompen géneros como dicen por allá, pero acá es un hecho que voy a emitir mi opinión.

Bienvenidos sean, quienes decidan leer este espacio, aún si mi único lector es ese tal Petoulqui.