jueves, 25 de junio de 2009

Número 49: La mesa de saldos


El cazador de libros ama las librerías de usados del centro (con ciertas excepciones), así como los puestos ambulantes de la U. Pero lo que más ama de los locales y los puestos informales son sus mesas de saldo, aún cuando en los segundos no hay tal mesa (salvo que se apropien de una que está en el S-1...). Los libros de 5 y 10 quetzales son como un maná (no ese grupúsculo clon de The Police sino el fruto caído del cielo).

A través de esas gangas he conocido la obra, por ejemplo, de autores como Roald Dahl, André Maurois, Patricia Barbadillo; todos representantes de la literatura infantil. Como he leído otras obras de este tipo, algún día podría escribir acerca de ellas; como siempre (y como dijera la siempre bien ponderada Filis) mi nunca humilde opinión y sí muy subjetiva, claro está.

Por otra parte, he encontrado obras de escritores interesantes (y algunos dirían trascendentales) como Mariano Azuela, Alejo Carpentier, Anthony Burgess.

Me he iniciado además, poco a poco, en la literatura policíaca. De eso también tendríamos que hablar más adelante... que si no fuera tan inconstante, hablaríamos de muchas cosas, pero si algo me ha demostrado este blog, a diferencia de LAP (como ha pasado tanto tiempo, aclaro Las Aventuras de Petoulqui), es que tiene lectores todo el tiempo (reitero que creo se debe a los temas que trato: los libros), y que parece que es un espacio atemporal, los posts se quedan para ser consultados indefinidamente.

Ah, pero este post se titula las mesas de saldos no por las librerías de usados ni por los puestos ambulantes sino por los saldos de las librerías de gran envergadura. He saboreado las mieles de los saldos de algunas de éstas y me he encontrado con algunas joyas inmersas entre montones de ediciones de bajo presupuesto y demás menudos. Por ejemplo, una edición adaptada para niños de Guillermo Tell de la casa Anaya, con unas láminas impresionantes y una presentación de lujo, devaluada aparentemente porque la sobrecubierta (cito de wikipedia porque también algo aprendí hoy "La sobrecubierta o forro de un libro es un envoltorio rectangular de papel, cartulina u otro material similar que cubre la tapa y la contratapa...") estaba algo sucia. Y también una colección titulada "Novelas del Verano" de la Plaza y Janes, si no me equivoco, que contiene entre su lista obras policíacas y la fantástica "Daisy Miller" de Henry James. Unas ediciones de una tal Biblioteca Aventuras, con unas muy buenas traducciones de obras de Rudyard Kipling, todas llenas de errores tipográficos, eso sí, y una obra analítica sobre literatura infantil, también de la Anaya.

Estoy convencido de que es posible conseguir buenas ediciones a precios cómodos. Lamentablemente para nosotros, adictos a los libros, el problema es que a menor precio, mayor cantidad de volúmenes queremos comprar. Pero el cazador de libros está dispuesto a ser un paria social con tal de acumular montones de libros que, de todas maneras, quizás nunca lea, jajajajajajajajaja, porque en último caso, los libros siempre serán primero, jajajajajajajajaja.




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