jueves, 4 de diciembre de 2008

Número 41: La nueva lista


Noviembre estuvo dedicado a las novelas gráficas (primera de una serie de series, digamos, acerca del tema) y no es ningún secreto que mi inspiración para escribir sobre el tema fue Watchmen, que no deja de impresionarme (y de la cual, estoy consciente que no pude abarcar su totalidad con mi reseña).

Ahora, voy a iniciar otra serie. Espero que no me tome todo diciembre el realizarla.
En el pasado mes estuve leyendo otro tipo de obra literaria, que creo que puede clasificar dentro del género policíaco. Hace unos meses, me encontré, en los puestos de usados de la USAC, algunas novelas de James Bond 007; ya tenía algunos ejemplares por aquí, y me pareció buena idea, comprar los libros que estaban disponibles para agregarlos a la colección, de esa cuenta la situación de las novelas de Bond escritas por Ian Fleming dentro de mi biblioteca está así:

1953 Casino Royale
1954 Live and Let Die
1955 Moonraker

1956 Diamonds Are Forever
1957 From Russia with Love

1958 Dr. No
1959 Goldfinger
1960 For Your Eyes Only - short stories

1961 Thunderball
1962 The Spy Who Loved Me
1963 On Her Majesty's Secret Service
1964 You Only Live Twice
1965 The Man with the Golden Gun
1966 Octopussy and The Living Daylights - short stories

En negrilla, los libros que no tengo, en violeta los que tengo y ya he leído, y en rojo los que tengo pero que aún están en lista de espera.

No haber leído Casino Royale me parece una desventaja. Para empezar, porque ahí es cuando aparece Bond por primera vez, y según se dice (o por lo que leí en la sinópsis), Bond comete muchos errores. Por otra parte, según entiendo, es en esta novela que Bond conoce a Felix Leiter. Pero, en fin, si no se tiene Casino Royale, pues hay que seguir con lo propio: Vivir y dejar morir.

Debo de reconocer que, cuando comencé a leer a Bond, pensé que me iba a encontrar con una creación literaria tipo "light", es decir sin mayores profundidades. Y no es que Ian Fleming agregué en sus novelas (al menos las que he leído) situaciones excesivamente conmovedoras ni juegos lógicos indescifrables, pero de algo estoy convencido y es que, Fleming, no escribía "churros". Sus personajes están bien cuidados, yo diría que son "humanos", no es difícil identificarse con ellos. Al grado que uno se pone del lado de Bond, a quien Fleming describe como un hombre cruel y en ocasiones despiadado.

Por otra parte, como le mencionaba a un amigo, aún cuando todos los planes que frustra Bond (insisto, al menos en las novelas que he leído) tienen un trasfondo soviético (especialmente del SMERSH: Muerte a los espías, en ruso; los archienemigos de Bond), o alguna relación con la ex-Unión Soviética, los ejecutores de los planes son genios del mal tan repugnantes que es difícil no aborrecerlos y desear el fin de su existencia (de lo que se encarga 007, con licencia para matar).

Más allá de las exageraciones de los filmes, toda esa parafernalia de accesorios de alta tecnología casi no están presentes en las novelas. Bond se bate contra las fuerzas del mal (en esta ambigua moral del espionaje), utilizando su ingenio, sus habilidades físicas y su perseverancia y su valor. Insisto, es difícil no identificarse con un sujeto que por portentoso que sea, al final, o incluso en el transcurso de una misión termina, fracturado, ampollado, traumatizado de múltiples maneras (hasta moralmente, y en esto no hay ambigüedad) o abandonado por la mujer a quien ama.

Un Bond muy humano (demasiado humano, diría alguien por ahí), no como ese autómata de las películas siempre sonriente, a prueba de balas y que ni siquiera se despeina. Un Bond con miedo, iracundo, ingenuo, impulsivo, falible... y simpático, pero con su flema británica, claro está.

Algo que me pareció interesante, sólo hay tres doble ceros (al menos hasta donde voy, y tomando en cuenta que salteé tres novelas): 007, 008 y 0011, en respectivo orden de importancia, donde falla el primero, le sucede el segundo y así. El arma de predilección, hasta Dr. No, era una beretta .25 y su automóvil un Bentley (el famoso Aston Martin aparece hasta Goldfinger, pero es un Aston Martin DB Mark III, al contrario del Aston Martin DB5 empleado en la película). Sí bebe el Vodka Martini, aún cuando no he leído que lo pida "agitado no batido", pero lo alterna con soda con whisky, y fuma cuanto puede, en especial chesterfields.

Lo que no cambia es que, su "...nombre es Bond, James Bond". (Aún cuando a veces se presenta como "Bryce, James Bryce".)




5 comentarios:

Gabriel Woltke dijo...

.... y alabadas sean las librerias de usado men...
saludos broder. por cierto mano por alli cargo un proyecto si le queres entrar, luego te contaré.

Petoulqui dijo...

Estimado Gabriel:

Qué bueno recibir una visita tuya, y hasta con comentario y todo.

Sí, alabadas sean las librerías de usados, refugio de los ávidos lectores.

Saludos,

Peto

el Kontra dijo...

No he leido ninguna, me quedé con las licas y la primera y penúltima del mismo nombre han estado entre mis favoritas.

Sería bueno conseguir Casino Royale.

Saludos

Petoulqui dijo...

Estimado El Kontra:

Te diré que tampoco he visto la versión fílmica de Casino Royale, ni la actual ni la versión cómica de los '60 (que debió ser muy buena, puesto que contaba con Peter Sellers). Pero sí recuerdo a lo lejos "You Only Live Twice", de hecho pienso leer esa novela dentro de un rato, ya que forma parte de la trilogía de Blofeld, junto con "Thunderball" y "At her Majesty´s Service".

Me alegra leer tu comentario.

Saludos,

Peto

Piva dijo...

He de confesar que es la segunda vez que entro a este blog, y me encanta el desarrollo de esos análisis. Pero quisiera que específicaras a qué películas te referis. Las características que nos brindas del agente 007, creo que no están tan lejanas de las películas de 1962. Aún había descuidos dignos del humano, pero talvez -y precisamente- por la falta de tecnología. Al menos eso percibo, porque este personaje fue adquiriendo con mayor intensidad su toque implacable de súper héroe al mismo tiempo que la tecnología avanzaba en las producciones cinematográficas. Sería interesante hacer esa comparación de características en el personaje literario y en el personaje cinematográfico a través de su histórico recorrido en pantalla. Porque me atrevería a decir que en la última película del agente 007, el mismo personaje pierde el trono protagonista y lo suplanta los efectos especiales. Prácticamente podríamos tener a pinocho danzando por los aires que el publico realmente tendría su atención en las explosiones a su alrededor (jajaja, lo siento no puede evitar la exageración).


PD: Ojo con la adquisición de libros, yo también padezco de ese mal, atoramos los estantes de nuestras libreras con libros que apenas nos dará tiempo de leer. Estos encuentran su trascendencia únicamente en la constante circulación de manos y ojos que reinventen su historia. O sea, préstamelos jajajaja.

Un abrazo
Que buen blog